¿Cómo saber si un vino es de calidad?

No hace falta ser un enólogo experto para reconocer la calidad del vino, siguiendo estos pasos se podrá llevar a cabo dicho reconocimiento. Lo primero es observar su color. Aunque pueda cambiar dependiendo de la uva utilizada para su elaboración, por norma general es mejor que sea claro y brillante. Si tiene una vista más turbia puede ser por fallos químicos o fallos en el proceso de fermentación.

Una vez observado su color, debe comprobarse su olor. Para que sea un vino de calidad debe tener un aroma frutal, ya que significa que predomina su aroma primario derivado de la uva. Si tiene un olor parecido al vinagre puede ser que esté picado o tenga la enfermedad del corcho. Tampoco es bueno que huela mucho a madera. 

Después de comprobar el color y el olor, tiene que probarse el vino. Aunque cada persona percibirá un sabor como bueno, hay algunas generalidades que se cumplen en todos los vinos buenos. Es importante que haya un equilibro entre el sabor ácido, el frutal y los taninos. Si alguno predomina por encima de los demás o, por el contrario, se queda corto, provocará que no sea un buen vino. 

Además de estos criterios de calidad, los vinos también pueden evaluarse con su longitud y su profundidad. La longitud del vino significa cuánto tiempo puede persistir el sabor del vino en la boca mientras se consume y el momento en el que se traga. Cuanto más sabor se perciba mientras se bebe y más sabor quede una vez tragado, se considerará que el vino es más largo y, a su vez, de mejor calidad. 

Respecto a la profundidad, se pueden percibir varias capas de sabor del vino cuando se consume. Es decir, que no sea un sabor único, sino que se pueda notar que, a medida que se bebe, hay diferentes toques. Cuantas más capas se noten al beber, mayor será la profundidad del vino y podrá decirse que es un vino de mejor calidad.